domingo, 17 de octubre de 2010

Objetivo en común: AMLO y Ebrard



 
El tema de los candidatos presidenciales resulta interesante ya que las elecciones están a la vuelta de la esquina. Saber qué candidatos van a contender en el 2012,es un tema de reflexión que compete a los ciudadanos, como un ejercicio que coadyuve al fortalecimiento del proceso democrático.
En esta ocasión, voy hablar de Andrés Manuel López y el jefe de gobierno Ebrard. Ambos políticos activos que pertenecen a la fracción de “izquierda” con diferentes matices e intereses. Se ha especulado mucho sobre, qué tan valido es que la izquierda esté fraccionada y que vaya con dos candidatos a la presidencia.
Por mi parte, comparto l a opinión de algunos expertos en temas electorales, respecto a la candidatura de Andrés Manuel López Obrador y Ebrard, considerando que el último político mencionado va ceder a favor de AMLO. Lo cual plantea la hipótesis de la nueva reconfiguración de la estrategia política electoral de izquierda. Es decir, ambos irán fortaleciendo sus trincheras y al final se fusionarán en uno mismo.
En realidad AMLO y Ebrard, son el ejemplo de una simbiosis política interesante, que a través del proceso electoral se definirá adecuadamente. Para ejemplificar mejor lo anterior, quisiera compartir un párrafo del libro  “Fouché” de Stefan Zweig, tomando como punto central, cómo en la política los personajes aparentemente  “antagónicos” necesitan el uno del otro, para llevar a cabo su objetivo en común.
“[…] las figuras de Napoleón y Fouché, ligadas por el destino, a pesar de una evidente resistencia mutua. Napoleón no quiere a Fouché, ni Fouché a Napoleón, Lleno de antipatía secreta, se sirve el uno del otro, únicamente  por la fuerza de atracción de polos opuestos. Fouché conoce perfectamente la potencia demoníaca, la fuerza magnifica y peligrosa de  Napoleón; sabe que el mundo no creará un genio superior a él en decenios, que no tendrá un amo tan digno que se le sirva. Napoleón, en cambio por nadie se siente comprometido con tan vertiginosa rapidez como por la mirada sobria, clara y reflectante  y atisbadora de este talento político, laborioso, igualmente utilizable para lo mejor y para lo peor, a quien sólo una cosa falta para ser el perfecto servidor: la consagración incondicional la fidelidad.”1
1 Zweig, Stefan, " Fouché",Editorial Andrés Bello, pg. 154-155


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